La paradoja económica que estamos viviendo en los últimos meses es digna de un buen libro
cuya lectura debería de llevarnos a la catarsis.
Estoy totalmente segura de que ustedes también se han dado cuenta de que las entidades bancarias no dejan de obtener beneficios en los últimos meses, pero a pesar de ello no ofrecen ningún tipo de rentabilidad por el capital que hemos puesto en sus manos.
Y usted me dirá: Sí, sí, me he dado cuenta yo también…
Y es cuando a mí me toca decirle: ¿Y por qué cojones deja su dinero en manos de quién no lo valora? Porque darse cuenta, lo habrá hecho, pero lo de pasar a la acción …
Volvemos a la casilla de salida: Con la pereza que me da…moverme ahora…
Ese tipo de personas que te dicen a todo que sí, que “tienes razón”, y que su expresión corporal te demuestra que lo que en realidad está diciendo es “que se mueva otro que a mí me da pereza”.
Esas personas las imagino en plan Homer Simpson, frente a su televisor con aquella marca de cerveza en la mano y como decía mi madre “vaya gandul de tío”.
¿Ustedes se lo imaginan? Algo así:

Para más allá de lo anecdótico de Homer Simpson, yo he venido aquí a hablarles de esa fuga de capitales que merece toda entidad bancaria que presta sus servicios en un país en el que, mientras uno se plantea como llegar a final de mes, estas entidades disfrutan de unas ganancias proporcionales a nuestra pérdida de calidad de vida.
Y la alegría que me he llevado cuando he visto a multitud de pequeños inversores moverse. Se están moviendo. El ciudadano español se mueve.
Las letras del tesoro son la mejor opción para esos pequeños inversores. Las letras del tesoro son la mejor opción, desde mi punto de vista, para esa fuga de capital tan importante en este momento.
Flipando me quedé cuando vi las enormes colas de pequeños inversores a las puertas del Banco de España.
Sabrán que las letras del tesoro es deuda pública, y si no lo saben, yo se lo cuento.
Deuda pública es aquella que tiene el Estado con sus ciudadanos.
El ciudadano le presta el dinero al Estado, y este le devuelve ese dinero junto con intereses cuando termina el plazo pactado.
Las letras del tesoro se negocian en el mercado AIAF (Asociación de Intermediarios de Activos Financieros). Este mercado es español y ¿sabe quién forma parte de esa asociación? Adivine. Pues su banco. Sí, sí, el suyo, ese que no le quiere dar ningún tipo de rentabilidad por su dinero.
Que no es lo mismo deuda pública que deuda privada.
La asociación está formada por empresas de tipo industrial, entidades financieras y Administraciones Públicas Territoriales que lo que hacen es emitir títulos (como si fueran acciones pero no eres socio) para obtener fondos y poder desarrollar su actividad.
Riesgos: Se exige un mínimo de mil euros (1.000,00€) y no puedes disponer de ese dinero hasta que no haya transcurrido el tiempo pactado.
Beneficios: Se adquieren por uno mismo. Me refiero a que no necesitas un bróker ni nada por el estilo para adquirir este producto. Puedes hacerlo:
- Presencialmente en el banco de España (con cita previa);
- o bien vía telemática (necesitas certificado digital) en la página web del tesoro.
- También puedes decirle a tu banco: “Quiero que mi dinero, ese al que no le das importancia, sea invertido en letras del tesoro.” Pero, ojo, porque si te lo gestionan ellos te van cobrar comisión que ya sabes que los banco nos cobran ya por respirar dentro de sus sucursales.
He comprobado la rentabilidad de este producto en la página web del Tesoro (por cierto está totalmente ralentizado por la cantidad de demanda y no hay subasta disponible para los día 8 y 9 de febrero) y me he encontrado que está rozando casi el 3%.

Comparado con lo que están dando la mayoría de bancos (cero patatero) u otros que están dando cerca de un 2,1%, una vez eliminada su comisión de depósito y de gestión, es evidente que por riesgo y rentabilidad: letras del tesoro
Otra cuestión a tener en cuenta es la tributación. Hay que tributar las ganancias obtenidas como cualquier depósito de renta fija.
Las letras del tesoro se pueden adquirir a 3,6, 9 o 12 meses.
No se olvide que yo no tengo verdades absolutas, si las tuviera las regalaría.
Yo lo que tengo es inquietud por saber y por compartir lo que voy aprendiendo por el camino. Tampoco es que me pare con todos los perros que me ladran, de hacerlo no avanzaría, pero con alguno que otro sí que me detengo (tampoco mucho) porque cada parada conlleva un aprendizaje.
El aprendizaje de esto es que dado que los pequeños inversores están haciendo la fuga de capitales a corto plazo, las entidades bancarias tendrán que “ofrecer” algo más.
Cierto es que las entidades bancarias también participan de la deuda pública, pero les gusta más la deuda privada. Tiempo al tiempo.
Pero de eso, hablamos otro día.
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